Escupo al mundo con tolerancia y con respeto,
pero esto no es de recibo para este corazón.
Ha bastado que te soltara de la mano por las calles,
que dejara de escuchar tus poemas y otros muchos,
para encontrarme en la intemperie de los campos
y de las arenas,
las piedras y los vientos
de estas nuevas calles.
No he tratado mal a nadie,
he sido respetuoso como sólo tú lo sabes.
¿Y esto es lo que tengo ahora?
No hacían falta alforjas para tan corto viaje
que diría mi querido padre.
Miro tus fotos, leo tus poemas, te quiero en mi silencio: me acompañas.
¿Qué tengo que pedirle al cielo o a los mares?
Qué tengo qué buscar entre tus textos, dímelo tu amiga mía.
No soy Miguel Hernández, ni Pablo Neruda, nunca podré serlo.
Pero siento el dolor tan cerquita de mi alma
que apenas si puedo cantarlo.
Nueva tierra, nueva vida, fue mi decisión.
¿Es acaso esto mi destierro?
Dimelo tú, no admito que me lo diga nadie.
©AMS Cádiz
Marzo del 2012
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