Ojalá algún día todos y todas podamos disfrutar de esta libertad que sin saber muy bien el porqué me he conseguido: mientras yo puedo entregarme al estudio y la curación, mediotirado en la cama, ustedes amigos y amigas deben encarar con entereza un nuevo día y sus tribulaciones mientras al tiempo niños y no tan niños mueren a díario en cualquier lugar del mundo desamparados de los poderes públicos; mi bienestar es agridulce, este paracetamol no cura las lágrimas, mi actitud es y será siempre una constante repulsa a los poderes públicos. Pasen un buen día pese a todo, !!
Amador Muñoz
“Resfriado
cotidiano”
Se
despertó sobre las cinco de la mañana y se puso a meditar unos diez
minutos al borde de la cama como era su costumbre. Le gustaba empezar
los días a bajas revoluciones y frecuencias cerebrales bajas, pero
sin llegar a un nuevo estado Alfa. Pasó por el baño a negociar
algunos asuntos pendientes con su propio cuerpo. Mientras brotaba el
reciéncafé reciénhirviendo de la cafetera se asomó por la ventana
y comprobó que aún seguía lloviendo. Estornudó dos o tres veces
lo que le hizo tocarse la frente con la palma de la mano para
comprobar si tenía fiebre. El día se presentaba con credenciales de
lluvioso diciembre loco. Se puso el cafe, con un terroncito de azúcar
moreno y un poco de leche. No cabía ninguna duda de que no se
encontraba bien del todo. Agarró el portátil, los teléfonos, un
cuaderno, un bolígrafo y el libro de texto y volvió a su
dormitorio. Ya en la cama se dejó envolver de nuevo por la calidez
del edredón que le tapaba hasta el pecho. Encendió el ordenador y
abrió el procesador de texto. Sentía un rubor caliente en las
mejillas, tenía algo inflamada la garganta y seguía estornunado.
Retocó su último artículo y lo guardó para más tarde. Decidió
no fumar nada en toda la mañana. Seguía lloviendo afuera y él
tenía algo de frío. Decidió que enviaría de momento sólo los
correos urgentes, los más necesarios. Pero si abriría la página
de los foros de literatura. El café se había enfriado y el paracetamol no parecía
estar aún surtiendo efecto. Decidió no pelear más contra lo
evidente de su sintomatología. Se recostó sobre la almohada y cerró
los ojos un instante: olía a sábanas limpias su escritorio
improvisado: tan cerquita del mar y tan lejitos de su gente, de su amor y hasta de mí mismo.
©
AMS Cádiz
Recuerdo que en mis años de militancia sindical en la CGT me hicieron una sonada entonces entrevista radiofónica. Preguntado a título personal por cuáles eran a mi juicio mis experiencias más excéntricas no dudé en decir que "hacer la comunión" y "cumplir el servicio militar" pueden imaginar el suceso teniendo en cuenta que estaba en la COPE y ese día tenía cita con la comisión parlamentaria de investigación de mi empresa. Al matrimonio no llegué, sigo siendo un soltero de otro , me lo impidieron diversos ataques de tos. Feliz día amigos y amigas: se me pierden los bolígrafos entre el edredón. Sigo tosiendo. Amador
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