QUIMERAS Y DESAFÍOS



Nada soy, nada he sido y no puedo pretender ser nada... aparte de eso guardo en mí todos los sueños del mundo!! (F.Pessoa)

Cantante, guitarrista, autor de canciones, psicoterapeuta, funcionario en excedencia ahora que me acuerdo, estudiante universitario a mi edad y escritor aficionado noctámbulo, noctívago y nocherniego...
Todo lo que la vida me ha ido enseñando se puede resumir en dos palabras: sigue adelante!!

Besos y abrazos
Dorchy Muñoz



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viernes, 19 de octubre de 2012

“La muerte no se acuerda de los besos”




Nadie es tan viejo que no pueda vivir un día más ni tan joven para no poder morir al día siguiente!! (La Celestina, Fernando de Rojas)

La muerte no se acuerda de los besos”

Tal vez todo aquello no fuera lo que realmente merecía, pero no cabía ya ninguna duda de que era lo que finalmente había encontrado. Los días se sucedían como atropelladas hojas de calendario cuando no como ajadas y previsibles hojas de otoño. En plena primavera ya, este abril preñado de luz se le antojaba a Manuel no más que la antesala del temido e inminente verano. Es posible que todavía hubiera soluciones, pero él se sentía incapaz de encontrarlas, lo mirara por donde lo mirara.
La preocupación constante le robaba las horas, el miedo le robaba el sueño, noche sí noche también. Ni siquiera se sentía capaz de prepararse adecuadamente para lo inexorable: un peso abrasador le oprimía el pecho, un frío cuchillo le incendiaba el alma. Darse por vencido era lo más tranquilizador que tenía a mano. La vida es así, se decía, hay ocasiones en que poco o nada podemos hacer ya. ¡Alea jacta est!

Habían pasado quince meses ya desde su marcha, ahora sabía a ciencia cierta que aquello fue en cierto modo una huída hacia adelante como tantas otras veces, desde su llegada no hubo día en que no pensara en ella, pero Clara no fue a buscarle a la estación como había prometido, tampoco le dejó la dirección de la casa que decía tenerle apalabrada, ni un solo correo, ni una sola llamada, el silencio más absoluto que nunca hubiera podido imaginar. Aun así durante meses intentó nadar a contracorriente sobreponiéndose a su propio infortunio, con arrojo, con dignidad y orgullo, pero hoy por hoy se sentía sin aliento. A solas. Roto.

Se enteró de todo leyendo entre líneas el último escrito que ella publicara en la Revista de Literatura. El diagnóstico era claro, el pronóstico incuestionable. Tres meses a no más tardar para que todo hubiera terminado. De nada le sirvió que la noticia viniera a explicarlo todo, tal vez ella solo quisiera salvarle del abismo en que se encontraba y no arrastrarle en su caída, pero aun así no había consuelo alguno. El amor no pudo ser, una vez más, pero en esta ocasión se trataba de la propia vida, la de Ella. Ni siquiera tendría la oportunidad de despedirse, de abrazarla, de desearle buen viaje. Sabía perfectamente que no le concedería esa oportunidad. La conocía bien. Mucho más de lo que ella misma podría imaginar. Pero no, no iría a buscarla.

Ensayaba frases que ni él mismo se creía: “la fe mueve montañas” “si confías plenamente en ti saldrás adelante” “no hay noche que no vea el día” y otras similares. Fue entonces cuando casi sin pensarlo decidió llamarla por teléfono, la idea no fue buena, una voz en off le indicaba: el teléfono al que llama tiene las llamadas restringidas. Ni el consuelo de darle aliento con un mensaje en el contestador le quedaba ya. Debería aceptarlo de una vez y dejar de darle vueltas al asunto.

La vida y la muerte son dos entes inseparables, tengas la edad que tengas. La quise!!

© AMS Cádiz




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