“Crónica de una muerte informática”
AbsurdoRelatos
Mi impresora ha muerto hoy. Estoy desolado. Ha sido de Repente, una enfermedad de carácter idiopático que presenta un alto índice de mortalidad. Al parecer los humanos hemos contagiado ya también a los equipos informáticos de esta mortal enfermedad que se presenta de repente, debe ser por eso que se llama así. Pero si yo estoy desolado, el resto de aparatos informáticos de mi estudio e incluso algunos electrónicos están verdaderamente asustados. La televisión no se ve en color sino en blanco y negro, la minicadena ha enmudecido y sólo admite el Réquiem de Mozart y el Adagio de Albinoni, el notebook, como es tan pequeñito se ha escondido debajo de la mesa, el monitor en el que ahora escribo tilila de miedo y está deseando que lo apague para descansar un poco y el hermano mellizo de la impresora, el scanner está a lágrima viva, no hay consuelo alguno para él por más que intento presentarle hermosas fotos de la naturaleza, del mar, de los atardeceres, de la Luna, de las Estrellas: ni modo, no para de llorar y no hay valium de silicio alguno que pueda consolarlo. Yo por mi parte estoy guardando un silencio sepulcral en la casa y he puesto tres velones de Iglesia Católica Apostólica y Romana presidiendo mi estancia. Un experto informático oficial ha venido a casa a certificar su muerte y mañana se oficiará el sepelio y se guardará un día de desconexión internáutica en su nombre. Se llamaba Epson y era realmente hermosa y atenta y muy eficiente en su trabajo. Ha muerto joven, tal vez arrastrara alguna dolencia que no hubiera presentado hasta ahora ni signos ni síntomas, ni pensar quiero que pueda tratarse de un caso de “obsolescencia programada” por parte de su fabricante, con el fin de que invierta mis dineros en una nueva, eso sería un sangrante atentado contra la vida artificial. No tengo palabras para expresar el estado en que nos encontramos, doy por concluido este escrito, os ruego encarecidamente hagáis llegar la noticia a vuestros ordenadores, contárselo a poquitos y sin sobresaltos no vayan a asustarse igualmente. Lamento profundamente haberos tenido que dar esta triste noticia, pero a veces en la vida a uno le toca el peor papel, y debe asumirlo con entereza. Descanse en paz. R.I.P.
©AMS Cádiz
Descanse en paz.
ResponderEliminarYa lo siento, no somos nada sin la impresora.
EL réquiem de Mozart es sublime, bonito homenaje haces.
Besos