Los amigos y los amores son la familia que nos permitimos elegir!!
“ El
otro maltratador”
Pegabas a tu padre ya con catorce años,
tras sus doce, catorce o dieciséis horas de trabajo en el bar y embriagado ya de
alcohol y puta vida de frustrado bohemio echado a perder. ¿Qué se podía
esperar de ti entonces? Tu hermano, séis años menor que tú se
sentía impotente ante tales agresiones y sólo cuando ya fue un
hombrecito consiguió evitarlas. Mientras, te dedicaste a hacer la
revolución comunista en un partido que acabó siendo una secta con
vinculaciones con el narcotráfico. La marcha de tu hermano con
apenas veinte años a Barcelona ya con su oposición aprobada debió
ponerte en dificultades: abandonaba el hogar familiar antes que tú.
Al año siguiente te casaste por la Iglesia como buen comunista y renunciaste a tu familia más de diez
años como buen revolucionario: ni una llamada, ni un saludo en la calle a tus propios padres, nada, la nada, el
desprecio más absoluto. La misma familia que te acogió con los
brazos abiertos cuando intuyó problemas en tu matrimonio y te
separaste. Tu hermano ya vivía en Madrid y llevaba tiempo atendiendo
a tus padres, a ti mismo te ofreció su casa y en tu segunda llamada
te pareció lo prioritario saber si estaba en condiciones de
prestarte un millón de pesetas. Pasado el tiempo tu padre murió.
Pasado más tiempo aún tu madre enfermó gravemente y tu hermano se
ocupó de ella noche y día durante séis meses hasta su recuperación
que médicamente parecía poco menos que un milagro. Hoy vives con
ella, los servicios sociales te obligaron a ello y el señor
Vicepresidente del Comité de empresa y egregio militante y activista
del PSOE debe cuidar de su mamá. ¡Qué lástima! ¿Qué va a ser de
tu carrera política? Estamos en noviembre y una vez más tu hermano
no podrá felicitar a su madre en su aniversario por haberle parido,
criado y educado porque tú la tienes aislada e incomunicada de todos
y cada uno de sus familiares y eso no hay juez hoy por hoy que
consiga evitarlo. Debes sentirte muy orgulloso como hijo y como
hermano. El tuyo que hoy por hoy vive más cerca de Tánger que de
Sevilla, continuará su camino hacia dentro y hacia fuera, creciendo
como buenamente pueda y lamiéndose a solas las heridas de la puta
vida, como siempre hizo su padre. Tú conseguirás tu propósito,
eres un buen estratega de las relaciones políticas y de empresa.
Manejas a la perfección el lenguaje persuasivo y arribista y siempre
guardas una amenaza en el bolsillo de la americana por si es
necesario ponerla sobre la mesa. Seguramente eres feliz.
Probablemente alguien te quiera pese a todo. Y es muy posible que en
esta ocasión, autor y narrador hayan confundido los papeles y
equivocado la persona narrativa. Tal vez debiera haberlo escrito en
primera persona y en tono autobiográfico o darle un tono más
sensiblero en lugar de firme, digno, orgulloso, asertivo y carente de
rencor, pero deberás entender que no es fácil andar a solas por el
mundo ya a estas edades, despojado a la fuerza de tu familia y tan
lejos de tu gente. Y lo entenderás tarde o temprano no ya por este
torpe y mal trenzado relato sino por la pura ley de la Gravedad y el
Paso del tiempo y la vida: el autor, que resulta que soy yo, ha
utilizado como personaje principal a su propio hermano, que resulta
que eres tú, al que todavía intenta proteger retratándole en una benévola, piadosa y compasiva segunda persona.
© AMS Cádiz
Me ha impresionado la brutal sinceridad de este relato, Amador.
ResponderEliminarUn abrazo.
Terrible experiencia, me ha impresionado.
ResponderEliminarSaludos