“Noviembre en mi corazón”
Noviembre me trajo a este mundo hace ya
casi una vida. Nací bajo el signo de Sagitario y al parecer he
cumplido el guión astrológico que suele caracterizar a este signo:
he tenido muchas residencias diferentes, he conocido a mucha gente y
he amado carnalmente y a corazón abierto, he tenido que lamerme yo
solo muchas heridas, he tenido que sortear muchas trampas del destino
y de la salud incluso. Hoy vivo junto al mar, habrá quien piense que
es todo un lujo, pero los inviernos aquí son muy duros, hay que
haber viajado mucho hacia lo más profundo de uno mismo para entender
el porqué de tantos porqués, reconciliarte honestamente con tu
pasado y no ceder en el empeño, por más que vivas a solas y apenas
haya diez vecinos en toda la urbanización. Por más que no tengas
verdaderos amigos todavía. Tengo la sensación de vivir en los
confines del mundo, no se oye ni un alma, mis perritos duermen y hoy
la Luna no se ha atrevido a asomarse a mi ventana, está nublado y ni
siquiera puedo observar las estrellas con el telescopio. Hoy viajo
hacia lo más profundo de mi ser, con humildad, sin egos ni
vanidades, con autofranqueza, con entereza, con lágrimas en los ojos
descubro las partes más oscuras de mí mismo y lloro, lloro de
alegría y vida por sentirme digno, por seguir de camino a Nosedonde
y por haber llegado hasta aquí. Estos días de atrás los rayos y
truenos eran como para asustarse, toda la noche lloviendo en mi
terraza, el cielo parecía que se fuera a venir abajo y por el día
lloviendo sobre el propio mar..Mi Mar, mi querido y anhelado mar, el
que retratara Alberti a pinceladas de versos, del que viven o
malviven todavía muchas familias de pescadores. Y a la verdad que no
sé bien cómo he llegado hasta aquí, tampoco fue una decisión muy
meditada, me dejé llevar más por la intuición más que por la
razón tal vez una vez más en un desesperado acto de huida hacia
adelante. Noviembre me da paz pero también desasosiego, me hace
caminar sobre alfombras mágicas pero también me hace nadar contra
corriente, me mece con olas de sal pero también me coloca ante el
más acrofóbico de los abismos.
Este Noviembre no se parece en nada a
ningún otro que haya vivido, tan lejitos de mi gente y mi Madrid del
alma, pero no, no me mueve la melancolía gris, sino una dulce
saudade de lo vivido y una sana confianza en lo porvenir. Decía mi
gran amiga gaditana que pocos aguantan tras el verano, yo ya llevo
dos y sigo aquí, tal vez en primavera me vaya a otro pueblo, pero
continuaré en el empeño, siento Cádiz como mi tierra, no tengo
patria, no tengo bandera sólo un camino que recorrer: hacia afuera y
hacia dentro. A veces se hace tortuoso, el destino, mi destino debo
modelarlo con cincel y manos firmes. La madrugada me abriga y mi
morada me cobija, me siento vivo y libre, empezando de nuevo, como
tantas otras veces a golpes de palabras, versos, melodías, acordes y
una serena y profunda confianza en mí. Estoy nuevamente frente al
cruel espejo que me acompaña desde niño, a punto de cumplir ya
muchos años todavía no he perdido el juicio ni mucho menos la
esperanza, sé con certeza que la vida que anhelo me sigue esperando
a la vuelta de la esquina, pero me cansé de buscar, buscar y buscar
y no encontrar, en Madrid me ahogaba ya, en Madrid me he ahogado
muchas veces. Noviembre me trajo al mundo hace ya casi una vida tan
lejitos del mar y tan cerca del asfalto y ahora me devuelve al centro
del Océano arrastrado por una ola gigante. No hay posibilidad de
volver atrás, la suerte ya está echada: sigo adelante!!
© AMS Cádiz
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