“Zambra”
Se
acerca el final, amiga mía, hermana loba: mi niña perra. Ya no
correteas las Marismas, casi que me coges de la mano, valga por esta
vez la metáfora, mientras miras a Ulises corretear en vano tras las
gaviotas, que reposan en el agua, y los pelícanos y los patos: es un
chiquillo de ojos tiernos y pícaros al que tu le has enseñado a
saber esperar la alegría, cuando tú, ya no lo recuerdas, siempre
fuiste a buscarla, como buscaste siempre la mano amiga que te
acariciara con los invitados de casa, con los ancianos de los parques
o perdiéndote entre los juegos de los niños, que siempre te
quisieron y me preguntaban por ti, allá donde la puta vida nos ha ido
llevando. Ya no te acercas a ver las olas de la playa, ni chapoteas
con tus patas sobre la arena mojada: el otro día, mientras ibas a mi
lado -no te lo dije- vi el miedo en tus mirada, como te veo ahora
temblar arropada con tu manta en mi sillón, mientras escribo, ya
sabes que te lo he cedido sine die.
Pero hoy, hoy vi el abismo sin retorno asomando de tus ojos, ya sin
brillo, como vi aquellos ojos vívidos y ávidos de cariño y vida, cuando te
tomé por primera vez en mis brazos, no tenías ni dos meses,
entiendo que no lo recuerdes, pero yo no lo olvidaré jamás. Ni como
me recibías cuando venía de trabajar siendo tu una cachorrita casi
de yogures y yo trabajaba en horario nocturno, como te he visto en
las calles, en los parques, en el campo, en algún río y algún
pantano y por suerte estos dos últimos años en el mar. Más de
trece años juntos ya compañerita. No voy a ponerte en tratamiento, aunque como sabes son amigos los veterinarios, si no puedes subirte
al sillón te empujaré del culo, hasta que te tenga que coger en
brazos para que te duermas. No te dejaré sola ni un solo día y
cuando llegue el final, que ya se adivina en tus temblores y tu
mirada - hasta te has saltado el celo contra
natura, no hay climaterio en las perras- ya
no miras los documentales de animales de TV2 y te veo comer ya solo
cuando no queda más remedio, acudes con pereza a tu galleta de
premio cada noche y ya no te pones a dos patas ni saltas para
cogerla.
Sé
que te pierdo, ojalá me equivocara y este escrito fuera solo una
carta mal parida, un mal presagio destinado a la papelera. Acepta mi
caricia diaria, busca mi calor si te tumbas en el sofá conmigo:
cuando cierres los ojos ya para siempre estate segura de que estarás
en mis brazos y te llevaré a esa parte rocosa de la playa donde
íbamos con tu hermana Rita Ritmo algunos amaneceres, te reunirás con
ella en el mar, te acariciarán los peces, te harán reverencias los
caballitos y las caracolas y te acariciaran de rojo cariño los
corales. Serás parte del agua, como siempre lo fuiste de la tierra
y seguro que en algún lugar hay un cielo con el aire muy limpio que
te espera, flaquita mía, como sé a ciencia cierta que yo seré puro
fuego de tristeza hasta superar el duelo de tu pérdida. Entretanto dejame seguir
acariciando tu sueño, peludita mía y darte las gracias, por tanto y
tanto como me has brindado, y desearte buena suerte, y que no tengas
miedo porque nunca lo tuviste: Y decirte que te quiero Zambrita
guapa, con lágrimas en los ojos y cuidando de que no te desarropes.
Mañana hay galletas de desayuno tras mi gimnasia, luego saldremos,
no muy lejos: ya me cuentas si en sueños te llegó esta carta...
©
AMS Cádiz
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